Érase una vez una nación donde todo el mundo era feliz, donde un nene semianalfabeto sin la ESO se ponía a apilar ladrillos y ganaba 4.000 euros al mes, donde los ministros se entretenían encargando estudios estúpidos sobre la reproducción de la lagartija espongiforme, donde a la oposición le regalaban trajes y se iban de puticlubs con gastos pagados por el ayuntamiento de turno, donde en el Senado se ponían traductores, donde el mago bueno ZP cuidaba de todos, donde se era feliz y feliza.
Pero en este bonito país no todo era perfecto, había un malvado llamado "El funcionario", vago entre los vagos, tomador de cafeses y fumador de cigarros, de trato desagradable, forrado y sinvergüenza, que vivía de lo robado a los honrados banqueros y políticos, a los honrados curritos que no defraudaban (sólo preguntaban: "¿con IVA o sin IVA?").
Nuestro protagonista, el albañil, era un tierno obrero llamado Jonathan y salido del instituto con 18 años, sin aprobar ni el recreo. Un día, volvió del tajo y decidió comprarse un BMW serie 3 con Pack Sport. Le puso fluorescentes y un equipo de música con subwoofer. Además, se compró una casita pareada.
En el banco, el señor director, muy amable le prestó el dinero sin ningún problema, mejorando su petición con más dinero que también le prestó para que se diera un homenaje en la Rivera Maya.
Pasó el tiempo y un mal día a Jonathan lo echaron del trabajo, ¿con qué iba a pagarse sus vicios? Y sobre todo, ¿su BMW? Apurado fue a ver al Sr. director del banco, que, muy simpático él, no pudo ayudarle, a pesar de que se desvivía por los necesitados. El Sr. director, compungido, al ver que Jonathan no podía pagar, y que él no cobraba, fue a ver al mago bueno, a ZP.
Mientras...., el malvado funcionario seguía trabajando en la sombra, envidioso él de nuestro amigo sin estudios que dilapidaba los euros que ganaba.
Un buen día, a nuestro mago bueno ZP, lo llamaron papá Obama y mamá Merkel y le dijeron que esto no podía seguir así.
La solución estaba clara, salvar a Johnny y fastidiar al malvado. Le bajamos el sueldo al despreciable funcionario y ya está.
Secuencia: Jonathan no paga lo que debe al banco, el banco no cobra, el banco le pide pasta al Gobierno, el Gobierno se la da quitándosela al funcionario; o sea, el BMW y la casita los paga el funcionario con su 5%. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
¡QUÉ BONITO! HASTA SE ME HAN SALTADO LAS LÁGRIMAS. DEBERÍAMOS CONTARLA DIARIAMENTE EN EL COLEGIO...
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